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La clave de interpretación del Evangelio según San Marcos es “el secreto mesianico”, cómo Jesús oculta su identidad para revelarla cuando las expectativas mundanas de Sus oyentes no les impidieran comprender el proyecto de Dios. Sus oyentes querían un Mesias poderoso y fuerte mientras el plan de Dios consiste en salvar asumiendo la debilidad y la contingencia humanas para sanarlas como máxima expresión del Amor por el ser humano. Esta línea, la carta de Pedro de la que se toma hoy la primera lectura, fiesta de su discípulo Marcos, no tiene desperdicio. Comentemos algunos matices.
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[1Pedro] “Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce.”
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Pedro nos dice que inclinarse bajo la mano poderosa de Dios, reconocer su señorío y darle el culto de adoración que solo Él merece pasa por ser humilde de corazón con nuestros prójimos. Desde la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo lo divino y lo humano han quedado unidos indisolublemente. Por ello, todo ser humano ha recibido una medida sobreabundante de redignificación en la radical igualdad de todos nosotros bajo la mirada provdente del Dios que nos creó a todos para que llegáramos todos a ser sus hijos por la unión y el asemejamiento con Su Unigenito, Jesucristo.

Ponerse por encima de los demás y atentar contra la igualdad fundada en la Encarnacion de Jesucristo es oponerse a los efectos de la vida, del mensaje y del sacrificio pascual del Redentor. Por ello, reconocerle y adorarle ha de comportar siempre conducirse con humildad con nuestros iguales, con  nuestros hermanos, en la igualdad de la fraternidad que comporta respeto, servicialidad, justicia, compasión, misericordia, etc.

El tentador siempre trata de colar en nuestro corazón ese gusanito roedor que es la vanidad y la autosuficiencia, un gusano que más crece cuanto más destruye en nosotros el sentido de fraternidad en la igualdad; un gusano que más engorda cuanto más le permitimos roer en nuestra conciencia hasta que se convierte en una serpiente a cuyo siseo no podemos ya oponernos porque nos creemos mejores y por encima de los otros. Es la negación de la Encarnacion y de la Cruz, es la negación de la equidad y gratuidad del Amor de un Dios que es Padre de todos y de un Mesias Salvador que ha dado Su vida no por todos en general sino por cada uno en particular.
———-[Marcos] “ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. (…) Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes.”